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PEDRO MARTÍNEZ, ATLETA-FILÓSOFO, EN LA «NATIONAL PORTRAIT GALLERY » Por Dr. Frank Peña.

Nueva York, 6 de abril del 2014.

Porque mi patria natal nunca será una Nación (Américo Lugo), los ciegos dominicanos no supieron que Pedro Martínez, el 25 de marzo del 2011, protagonizó una noticia gigante en los Estados Unidos, mi segunda patria, con un evento más importante que ingresar al Salón de la Fama del béisbol de las Mayores. Un retrato suyo ingresó al museo «Galería Nacional de Retratos».

El Instituto Smithsonian (Smithsonian Institution), abierto en 1846, es una institución del Gobierno americano, con cerca de 7,000 empleados, 20 museos, 9 centros de investigación, un zoológico, más de 136 millones de piezas coleccionadas, y las revistas «Smithsonian» y «Air & Space». El zoológico y la mayoría de los museos están en Washington, la capital americana, y uno de ellos es la «Galería Nacional de Retratos», con más de un millón de visitas anuales.

Luego de la Casa Blanca, sede del Presidente, la «Galería Nacional de Retratos», es la sala más importante del mundo con colecciones de retratos y fotos históricas; allí hay retratos (terminados y sin terminar) y fotografías, de los Presidentes y de la Guerra Civil, valorados en 5, 10, 15, 20, y 25 millones de dólares. A esa Galería no llega cualquier pieza. Un comité selecciona con criterios como: Reputación del personaje en el retrato y la del autor de la obra. El número de retratos existentes del personaje. La calidad del retrato. Costo del retrato. Etc.

Pedro Martínez nació en 1971, en Manoguayabo. Su madre Leopoldina Martínez tuvo que lavar ropa a familias pudientes para alimentar seis hijos. Pedro creció en Manoguayabo, pero habiéndose hecho millonario, a la edad de 24 años, y luego de firmar dos contratos de 75 y 54 millones de dólares, mantuvo su hogar principal en el humilde pueblo donde nació.

Se jubiló el 30 de septiembre del 2009, con 37 años de edad. Por pequeño y delgado, el accionista de los Dodgers, Tommy Lazorda, lo botó en Montreal. Allí, con Felipe Alou como manager, se convirtió en el mejor lanzador de la Liga Nacional; y éso generó odio en un pequeño sector de la prensa americana, que decía que él era vanidoso, arrogante, y creador de problemas. ¡Clásica calumnia para los grandes! Esa calumnia, ¡porque Pedro no pagaba dinero o payola por fama, como Sammy Sosa!, era repetida por los Editores Deportivos dominicanos, en el «Listín Diario», «Hoy», «Diario Libre», «El Nacional», etc.

Nunca esos ataques afectaron el trabajo de Pedro. Por eso, en una entrevista con Juliet Macur (The New York Times) recordó que fue firmado en 1988 y que al salir de Santo Domingo para el equipo de las Mayores, en 1992, pensaba lo siguiente, y cito:

«Partí y me llevé el barrio donde nací. Todo el pueblo partió sobre mis hombros; por eso, cuando estoy en un montículo en los Estados Unidos me siento como un león peleando, pero no peleo por mí; siempre estoy dispuesto a enfrentarme con los poderosos si eso implica defender mi honor y el de mis amigos o la dignidad de mi país.» FIN DE LA CITA.

Un atleta del tercer mundo, que en su adolescencia piense así, y que al pasar a la mayoría de edad se convierta en la estrella de mayor brillo en el deporte de la Familia Americana, por necesidad se convierte en fuente de grandes noticias y en el blanco ideal para ataques raciales.

De los 591 jugadores dominicanos, que hasta la campaña 2013 habían pasado por las Grandes Ligas, sólo el lanzador Pedro Martínez posee un hablar elaborado, una doctrina. Es quizás el único atleta profesional quisqueyano, en cualquier disciplina, con destellos de filósofo.

En un juego del 2003, Pedro golpeó, consecutivamente, al capitán Derek Jeter y al dominicano Alfonso Soriano, y el dueño de los Yanquis y constructor de barcos, George Steinbrenner, tronó con estas palabras: «Pedro Martínez y toda la franquicia de Boston se pueden ir a la mierda. El primero de ellos, Pedro Martínez, quien no tiene derecho de golpear a Jeter y a Soriano de forma inmediata, y la Liga Americana debe amonestarlo. Yo no quiero que un pordiosero (bum) esté golpeando mis estrellas.» FIN DE LA CITA.

La insolencia racista de Steinbrenner fue confrontada por Pedro en inglés, y con esta simple declaración: «Georgie Porgie (Rico Pobre), tú puedes comprar toda la Liga Americana y todos sus equipos, pero no tienes el dinero suficiente para comprar miedo y ponerlo en mi corazón.»

En ese mismo 2003, Pedro tuvo un pésimo septiembre en Yankee Stadium, y perdiendo el partido del día 24, en rueda de prensa televisada hizo una extraña, insólita, y dramática declaración, y cito: «Yo, Pedro Martínez, justo me quito el sombrero y llamo a los Yankees mi papá (my daddy). No encuentro la manera de ganarles en estos momentos.»

Esa hermosa y poética forma de aceptar la derrota prendió en la fanaticada nacional, especialmente en la yanquista. En menos de 24 horas, la frase «¿Quién es tu papá?» se convirtió en el producto deportivo más vendido en el mercado norteamericano. La oficina del Comisionado, como rayo, puso en venta, por Internet y cadenas de tiendas nacionales, una camiseta con la histórica frase.

El 13 de octubre, 19 días después, Pedro volvió a Nueva York para enfrentar el equipo de casa. Durante las 9 entradas, desde el primer lanzamiento hasta el out número 27, la multitud de 60 mil fanáticos en el Yankee Stadium montó una serenata, para destruir la autoestima de Pedro Martínez. El canto o chanting «¡Pay Dro!, ¡Pay Dro!, ¡Pay Dro!, Who’s Your Daddy?», se mantuvo toda la noche y Pedro, inmutable, sereno, mirando adrede la multitud con pose de Emperador, perdió el partido con marcador 3-1.

Terminado el desafío, los reporteros preguntaron a Pedro que si estaba disgustado con la fanaticada de Nueva York, por haberle sostenido el coro «Pedro, ¿quién es tu papá?» Y Pedro, con su gran capacidad intelectiva, sorprendió a todos con este concepto:

«El canto, ¿Pedro, quién es tu papá?, de los fanáticos, me hizo sentir bien. Ese coro me hizo comprender que soy una persona importante; que provoqué la atención de 60 mil personas, de la prensa importante, y de millones de gentes en los Estados Unidos y en el planeta, observando a un muchacho, que si retrocedemos el tiempo por 15 años, estaba sentado en República Dominicana debajo de una mata de mango sin 50 centavos para el transporte público, y hoy yo fui el centro de atención de toda la ciudad de Nueva York (…) Doy gracias a Dios por no enfadarme cuando los fanáticos me hacen pedacitos; antes que molestarme, siempre guardo respeto por quienes pagan con sus ahorros la visita a un estadio (…) En realidad, los fanáticos Yankees han sido muy buenos conmigo; y aunque no me gusta hablar de mí, tengo que admitir que oyendo a 60 mil personas repitiendo mi nombre toda la noche y preguntando en coro, ¿quién es tu papá?, me hizo sentir una persona importante, y por ello tengo que dar gracias a Dios, mi Padre, my Daddy.» FIN DE LA CITA.

NOTA: Para los que no están enterados, Pedro hace un par de años que tiene un contrato como Ayudante del Gerente General de los Media Rojas de Boston, con doble función, como lo pidió él: 1- Trabajo de oficina central. 2- Trabajo de campo o monitoreo de novatos.

FOTO: La Pintora Susan Miller Havens y el lanzador Pedro Martínez, en la Smithsonian «Galería Nacional de Retratos» de los Estados Unidos, 25 de marzo del 2011.

La Pintora Susan Miller Havens y el lanzador Pedro Martínez, en la Smithsonian «Galería Nacional de Retratos» de los Estados Unidos, 25 de marzo del 2011.

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La crisis de datos del sistema de salud dominicano representa una oportunidad para los emprendedores dominicanos

 Caricatura: Datos hospital aybarEl día 06-01-2015 la prensa dominicana denunció el caso del hospital Luis Eduardo Aybar, donde por remodelación el centro de salud destruía los expedientes o récord médicos de los pacientes que por años han atendido allí. Mi intención no es leerme trágico, pero es que el caso es un hecho más lamentable y vergonzoso, pues resulta impensable que en esta era de la información, en uno de los países mejores conectados de la región, datos tan importantes como lo es el historial clínico de un ciudadano, se pierda. Estos datos que pudieran servirnos para investigaciones futuras, para la protección de los ciudadanos y la creación de una base de datos nacional sobre tipos de enfermedades y sus casos.

Durante mi carrera como Emprendedor y mi participación en competencias universitarias y Nacionales sobre Planes de Negocio he conocido más de dos proyectos de base tecnológica con talentosos desarrolladores dominicanos, que han propuesto dar solución a esta problemática, pero que por razones del sistema no pasan.

Es importante que los Emprendedores tecnológicos y los ministros: Ligia Amada Melo del MESCyt, Francisco del Castillo y su Vice-ministro de Emprendimiento Jose Checo del MIC, se articulen para llevar al Gobierno una propuesta para dar solución a esta problemática y así, por fin, generar por una oportunidad para un proyecto de base tecnológica con talentos dominicanos, sin necesidad traer una empresa extranjera.

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Conozcan a Pablo Siríaca: el que no mete, no saca. Un Rubirosa de su época.

Abuelo posando para mi en la casa de Capo, Hato Mayor del Rey.

Abuelo posando para mi en la casa de Campo, Hato Mayor del Rey.

Pablo Ramos, mejor conocido como «Pablo Siríaca: él que no mete, no saca» – así le dicen- un hombre del campo con ochenta y seis años, respetuoso y respetado; educado y maestro de adultos. Un amante de los caballos, el ron, las mujeres y el baile.

Recuerdo que tenía un caballo hermoso al que llamaba: ´Negro Sin suto´´ un animal rebelde y libre, igual que él.

Siriaca siempre estaba bien vestido: Pañuelos, zapatos, peineta y perfume. Tenía un Revólver de marca Smith and Wesson que cargaba orondo y un sombrero que lo hacia aun mas elegante. No era un hombre apuesto, pero su carisma, su verbo y filosofía de conquista, la cual me sentenciaba siempre que conversamos “‘Mi hijo todas las mujeres caen por el mismo lugar; el oído… y concluía “Yo no soy bonito, pero tengo esta» haciendo referencia a su lengua.

Pablo fue un excelente contador de historias, recitaba todas las oraciones de santos, décimas y poemas que puedan imaginarse. Le encantaba escribir y siempre tenía una pluma dispuesta en el bolsillo de su camisa.

Hoy guardo celosamente en mi cartera una de esas oraciones que me regaló para que los santos me protegieran.

En su tiempo tuvo todas las mujeres hermosas que quiso: Fella (mi abuela), Vitalina, Tomasina, Milita e Ina la que mas amo – así me lo confesó- Con estas mujeres procreo 20 hij@s

Siriaca vivió como quiso ser, una alma libre, lo se porque las veces que le pregunte si siente disconformidad con la vida que le tocó, en igual cantidades me ha respondido con un no rotundo.

Mi mejor recuerdo de niño, es cuando él iba a casa y no nos encontraba, entonces cortaba una rama de algún árbol del patio y la dejaba en el Balcón (galería) para que supiéramos que él había pasado por allí.

Su sonrisa empezó a mermar cuando perdió su hija Ana Iris y desde ese entonces, ha habido una tristeza permanente en sus ojos.

Sin dudas, mi abuelo es parte de una época bella. Un personaje único e icónico, un rubirosa de su tiempo, un ser extraordinario..

Escrito por: Kenia Ramos y Houston Ramos, nietos.