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Conozcan a Pablo Siríaca: el que no mete, no saca. Un Rubirosa de su época.

Abuelo posando para mi en la casa de Capo, Hato Mayor del Rey.

Abuelo posando para mi en la casa de Campo, Hato Mayor del Rey.

Pablo Ramos, mejor conocido como «Pablo Siríaca: él que no mete, no saca» – así le dicen- un hombre del campo con ochenta y seis años, respetuoso y respetado; educado y maestro de adultos. Un amante de los caballos, el ron, las mujeres y el baile.

Recuerdo que tenía un caballo hermoso al que llamaba: ´Negro Sin suto´´ un animal rebelde y libre, igual que él.

Siriaca siempre estaba bien vestido: Pañuelos, zapatos, peineta y perfume. Tenía un Revólver de marca Smith and Wesson que cargaba orondo y un sombrero que lo hacia aun mas elegante. No era un hombre apuesto, pero su carisma, su verbo y filosofía de conquista, la cual me sentenciaba siempre que conversamos “‘Mi hijo todas las mujeres caen por el mismo lugar; el oído… y concluía “Yo no soy bonito, pero tengo esta» haciendo referencia a su lengua.

Pablo fue un excelente contador de historias, recitaba todas las oraciones de santos, décimas y poemas que puedan imaginarse. Le encantaba escribir y siempre tenía una pluma dispuesta en el bolsillo de su camisa.

Hoy guardo celosamente en mi cartera una de esas oraciones que me regaló para que los santos me protegieran.

En su tiempo tuvo todas las mujeres hermosas que quiso: Fella (mi abuela), Vitalina, Tomasina, Milita e Ina la que mas amo – así me lo confesó- Con estas mujeres procreo 20 hij@s

Siriaca vivió como quiso ser, una alma libre, lo se porque las veces que le pregunte si siente disconformidad con la vida que le tocó, en igual cantidades me ha respondido con un no rotundo.

Mi mejor recuerdo de niño, es cuando él iba a casa y no nos encontraba, entonces cortaba una rama de algún árbol del patio y la dejaba en el Balcón (galería) para que supiéramos que él había pasado por allí.

Su sonrisa empezó a mermar cuando perdió su hija Ana Iris y desde ese entonces, ha habido una tristeza permanente en sus ojos.

Sin dudas, mi abuelo es parte de una época bella. Un personaje único e icónico, un rubirosa de su tiempo, un ser extraordinario..

Escrito por: Kenia Ramos y Houston Ramos, nietos.

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